miércoles, 6 de marzo de 2013

LA ORATORIA Y LOS POLÍTICOS "SIN PAPELES". Por Alonso Martos.


La oratoria es el arte de hablar bien, siendo la persuasión, una de sus finalidades. Sócrates defendía que un orador debía ser un hombre instruido y movido por grandes ideales éticos, a fin de garantizar el progreso del estado.

La verdad es que ambas características – instrucción e ideales éticos – cada vez es más difícil encontrarlas en los políticos. Sin embargo, es más frecuente que la oratoria se “eche a temblar” cuando hablan de forma improvisada y “sin papeles”.
 
Que el expresidente Aznar no es ningún Demóstenes, creo que ha quedado suficientemente probado durante su trayectoria política. Así, en una ocasión, dando un discurso ante escolares y habiendo perdido el “papel” donde lo llevaba escrito, les espetó: “Los niños son muy importantes...a mí me gustan mucho los niños... tengo dos...”
 
Algo parecido le pasó a su correligionario Rajoy cuando le preguntaron por las medidas que pensaba tomar para reducir el paro : - “Vamos a ver, eeeh, uuum... ¿Medidas para crear empleo? Bueno, la verdad es que me ha pasado una cosa verdaderamente notable; que lo he escrito aquí y no entiendo mi letra”.
 
Y, siguiendo el léxico de la exministra Aído, otra “miembra” del PP - la señora De Cospedal - poco tiene que envidiar a sus compañeros de partido, cuando, intentando justificar el finiquito del extesorero Bárcenas, se ha expresado de esta guisa: “...por una indemnización en inde... en diferido, en forma, efectivamente, de simulación de... simulación o de lo que hubiera sido en diferido en partes de lo que antes era una retribución, tenía que tener la retribución a la seguridad social” (…).
 
Ya se sabe que cuando se intenta explicar lo inefable “a su señoría le puede salir el tiro por la cuneta” que diría el expresidente andaluz, señor Chaves.

También es para nota la explicación que la exministra Magdalena Álvarez nos ofrece sobre la predictibilidad de un temporal: "Si la borrasca cambió de forma impredecible, no la pueden predecir, y si no la predicen quienes la tienen que predecir, ¿cómo quieren ustedes que lo vayamos a predecir aquellos que estamos esperando la predicción?" Está clarísimo: si el cielo está enladrillado, ¿quién lo desenladrillará?
 
Pero claro, como afirma Duran i Lleida, si la gente quiere unos políticos “preparados”, habrá que pagarles un sueldo digno; de lo contrario, el Parlamento perdería “calidad” y en estos últimos años ya ha bajado muchísimo.
 
¡Eso está hecho! Les subimos el salario, ya que “estamos manejando dinero público, y el dinero público no es de nadie” (según expresaba la exministra de cultura socialista, Carmen Calvo). Y … asunto arreglado. Esto “manda algo”, ¿no, señor Trillo?
 
Así que luego pasa lo que pasa: la poca valoración de los políticos en la encuestas, el desapego hacia la política, la baja participación en las elecciones...Ya lo decía el expresidente de EEUU, George W. Bush: “Un número bajo de votantes es una indicación de que menos personas están yendo a votar”. Esto ya … sí que “manda huevos”, señor Trillo.
 
En definitiva, amigos, cuando los políticos pierden la solfa, suele producirse un desentono en las voces musicales. Éstos son un producto de la sociedad que los vota y podemos estar de acuerdo con Mariano Rajoy, en que “los seres humanos somos, sobre todo personas”; y a los “seres humanos y a las personas” nos pasan estas cosas, cuando no tenemos delante el papel en el que, en muchas ocasiones, otros nos han escrito el discurso. 

1 comentario:

  1. En este comentario, como es improvisado y "sin papeles", la oratoria se me ha echado a temblar, así que en otro momento lo hago.

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