domingo, 15 de diciembre de 2013

EL INFORME PISA. Por Alonso Martos.

 
Aún está caliente el horno del reformatorio donde se ha cocido la última reforma de la reforma de la educación reformada y ahora nos llega el dichoso INFORME. ¡Ay,Señor! ¡Éramos pocos y parió PISA! Es tozudo - el Informe -  y nos dice, una vez más, que estamos estancados en los lugares situados por debajo de la media de la OCDE;  vamos, que nuestro sistema educativo está instalado en la mediocridad y no hemos sido capaces de lograr una mejora sustancial en la última década.

El asunto no es baladí, porque el susodicho  no nos alerta de que nuestros centros educativos tienen pocas pizarras digitales o pocos ordenadores, sino de que los alumnos no saben leer bien. En efecto, estamos flojitos en comprensión lectora, que es la herramienta que incide sobre las demás materias;  y no perdamos de vista que la base del conocimiento está en el dominio de la lectura. Así, si no entienden el enunciado,  difícilmente podrán resolver un problema matemático. Además, no se adquiere el hábito lector si no se disfruta leyendo. ¿Cómo voy a leer si no entiendo lo que leo?

El Informe nos dice, asimismo, que el Lejano Oriente gana la carrera de la educación: los países y regiones que copan los siete primeros puestos son asiáticos. China y su área de influencia son los que nos ganan la partida. Pero, ¿qué tienen de "especial" dichos países? Entre otras cosas, las siguientes:

- Valoración social de la educación: Las familias chinas– y por extensión toda la sociedad - valoran la educación por encima de todo. Así una madre afirma que “puede ahorrar en ropa, en calefacción, incluso en comida, pero jamás escatimará un yuan en la educación de sus retoños. Siempre nos han enseñado que es lo más importante en la vida, una inversión indispensable. Porque sin educación no es posible tener éxito”.

- Esfuerzo personal y dedicación al estudio:  Según el diario el País, un adolescente chino entra en clase a las siete y media y vuelve a casa a las cuatro de la tarde; y muchas veces estudia hasta las diez de la noche, teniendo actividades extraescolares como inglés o piano. Así nos llevan uno o más cursos de adelanto.

Aquí conviene hacer una salvedad, compartiendo las palabras de Xu Anqi, profesor de Sociología de la Universidad de Fudan : "Es evidente que los resultados son muy positivos, pero también es cierto que la presión y la competitividad a la que están sometidos los alumnos desde muy pequeños pueden tener efectos negativos en su socialización y en su desarrollo humano, apartados que no analiza el informe PISA".

- Responsabilidad  y consideración de los estudios como un medio de promoción social: Cuando se le pregunta a un alumno por qué no debe suspender,nos responde que no se lo puede permitir, pues sus padres hacen un gran esfuerzo y sacrificio. Además, es la mejor manera de tener un buen futuro.

- Respeto y reconocimiento de la figura del maestro. En la cultura oriental se mantiene la influencia de la doctrina confuciana, para quien la figura del maestro es sagrada.
 
En nuestro país, la labor de los maestros, cada vez está menos reconocida. Mientras escribo esto, escucho en el telediario que hay un alto porcentaje de profesores amenazados por padres y alumnos.

- Implicación de toda la sociedad en la educación de sus jóvenes. Baste una anécdota para demostrarlo: Un adolescente chino de 15 años, de viaje por Egipto, dejó escrito con una piedra en las paredes del templo de Luxor : “Ding Jinhao estuvo aquí”. Fue descubierto por otro turista de su misma nacionalidad que lo publicó en su blog para denunciar la gamberrada. Después de que varios internautas descubrieran la identidad del joven grafitero, sus padres, pidieron perdón al pueblo egipcio y a toda China por el comportamiento de su hijo , resaltando que Ding se había dado cuenta de la gravedad de su conducta.

En una sociedad de más de mil trescientos millones de almas, se busca a este adolescente y, una vez localizado, se le impele a que pida disculpas.

¿Se imaginan una situación así en nuestro país? Desgraciadamente, hoy, sería más fácil imaginarse a unos padres españoles que "defendieran y justificaran" el comportamiento de su hijo.
 
A continuación vendrán los "analistas" a explicarnos cuáles son las causas y los causantes de que nuestros alumnos obtengan semejantes resultados: los políticos con sus leyes educativas no consensuadas, los maestros poco formados y menos motivados, el número de alumnos por aula, los inmigrantes, la inversión en educación, la dejación de las familias...No faltarán tampoco los negacionistas que digan que este informe no refleja la realidad educativa de nuestro país, etc. Amén.
Ahora bien, igual que los reformadores, la mayoría de estos "analistas" no ha pisado una escuela o un instituto en su vida como maestros o profesores. Pero, como de educación y de fútbol sabe todo el mundo en este país, prescindiremos de las opiniones de los profesionales de la enseñanza que diariamente van al tajo.

Veremos cómo tertulianos de todas las profesiones (Periodistas, jueces, médicos, pedagogos, psicólogos...)desfilan por todos los medios de comunicación “arreglándonos el mundo de la educación”. El día que inviten a un maestro - quizá "maestrillo" - a uno de estos programas,  habrá que tirar cohetes.

El juez Calatayud – por el que siento mucho respeto y admiración - recorrerá pueblos y ciudades, llenará salones de actos y recogerá masivos aplausos por decirnos que a nuestros hijos no se les puede consentir todo; que hay que saber decir no, que las cosas se consiguen con esfuerzo y que padres y profesores deben apoyarse mutuamente por el bien de los jóvenes. Pues bien, eso y mucho más decimos todos los días los profesionales de la enseñanza y nuestras palabras caen en saco roto.

 
 Ahora, los "técnicos y especialistas" que se marcharon a Finlandia a estudiar su sistema educativo, habrán de trasladarse al Sudeste asiático a hacer lo propio. Pero, mientras regresan con sus maletas plenas de soluciones, os propongo un sencillo ejercicio: salgamos a nuestras calles, busquemos a cualquier persona que ronde la cincuentena y lleve puesto el sentido común. Preguntémosle cuáles son los requisitos para ser un buen estudiante y para tener una educación de calidad.

 Probablemente nos responderá algo "tan simple" como que el primer deber de un estudiante es estudiar  ("codos",¿recordáis?) . Porque el estudio, amigos, requiere esfuerzo, tenacidad, dedicación (horas), sacrificio (no poder salir con los amigos, etc ). Trabajo, mucho trabajo. No me estoy refiriendo sólo a un ejercicio  memorístico - que también es necesario - sino a una actividad de comprensión, asimilación y dominio de los contenidos de las diferentes disciplinas. Y es que, cualquiera, por muy iletrado que sea, sabe que todo aprendizaje requiere un esfuerzo, un tiempo y una dedicación.
¿Están nuestros alumnos por la labor?
 
Nos dirá también que la la educación empieza en la propia familia, que los padres tenemos el deber de hacer un seguimiento de la actividad escolar de nuestros hijos, exigiéndoles que sean responsables; que periódicamente deberán ponerse en contacto con el profesor-tutor para cerciorarse de la evolución académica del alumno; que deberán apoyar la labor de los profesores y no los desautorizarán nunca en presencia de sus hijos.
¿Estamos los padres por la labor?
 
Añadirá, asimismo, que es imprescindible  contar con unos buenos maestros y profesores, bien formados, con vocación, seleccionados entre los mejores estudiantes y bien pagados.
¿Están nuestros dirigentes políticos por la labor?

Concluirá diciéndonos que la sociedad ha de tener como objetivo prioritario la educación y la formación de sus ciudadanos. Sin el apoyo de todos, la labor educativa se hace muy difícil.
¿Está nuestra sociedad por la labor?

Sabemos, por experiencia, que cuando un país decide fomentar el desarrollo de las piernas, tiene muchos y buenos futbolistas pero pocos científicos; y éstos, además, tienen que emigrar a otros países para poder investigar. Por ello, sería deseable equilibrar la situación, promoviendo, en mayor medida, el ejercicio neuronal de nuestros jóvenes.

 Corregir la situación en la que se encuentra nuestro sistema educativo no va a ser tarea fácil, mientras no se venzan las inercias e intereses corporativos e ideológicos que lo dificultan; y sobre todo, mientras toda la sociedad no se implique y reme en el mismo sentido. Para rectificar el rumbo, nada mejor que la educación, porque  como afirma  el recién fallecido Nelson Mandela: “La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”.