domingo, 6 de abril de 2014

EVALUACIÓN DE LA SEMANA SANTA ANDALUZA. Por Rafael Briones Gómez*.

(...) "Habría que preguntarse si la celebración de la semana santa de Andalucía, cada año, contribuye al saneamiento global de esta sociedad, es decir, si la semana santa andaluza es liberadora o alienante. Y la respuesta es la siguiente: la semana santa será liberadora a condición de que no se ejerza una manipulación con pretensiones alienantes, ni en su dimensión social ni en su dimensión simbólica. Y ¿cómo pueden ser manipulados estos aspectos? Veámoslo.

1 - LA MANIPULACIÓN SIMBÓLICA.

Esta se ha dado por la interpretación que se ha propuesto y difundido de la temática de la muerte de Jesús. La teología tradicional de la muerte de Jesús (asimilada hondamente por la masa popular) ha insistido en la muerte de Jesús, dejando casi ausente la resurrección; se ha insistido en la necesidad de la muerte de Jesús como un sacrificio expiatorio al Padre, por los pecados de los hombres; consecuentemente se han exaltado el sufrimiento y el dolor como un valor en sí mismos que hay que admirar e imitar; la vida y la muerte de Jesús -y consecuentemente- la del cristiano se han planteado de una manera ahistórica, sin situarla en sus coordenadas espaciotemporales y sociopolíticas y, por lo tanto, sin estar condicionada ni condicionar el aquí y el ahora. En los males de Jesús no se ve el abuso de poder y la confabulación de los poderes religiosos y políticos en contra de un hombre que se alza en defensa de los pobres, de la verdad y de la justicia. Su muerte no se analiza como un crimen injusto, ante el que cualquiera se sublevaría, sino como un sacrificio ritual, que es necesario y que el hombre tiene que agradecer. La actitud de Jesús que esta teología pone de relieve -y que se expondrá como ideal ascético al hombre- será su entrega resignada a la muerte, sin más, y no su enfrentamiento valiente, hasta la muerte, contra los poderes injustos, aun arriesgando su vida por solidarizarse con los demás, y confiando por encima de todo en el Padre que da la vida a los muertos y reúne a los hermanos.

Y aquí está patente la manipulación: lógicamente la identificación que se produce en la experiencia simbólica (identificación con el héroe que produce y encarna los valores) no causa, en el caso de la semana santa, sino la resignación con el orden establecido (divisiones, injusticias, clases, privilegios, pobreza), en vez de la subversión; colorismo y masoquismo en vez de deseo de vida.
Sin esta manipulación de la interpretación de la muerte de Jesús (teología) por parte de los poderes religiosos y políticos, aliados en esta empresa, los efectos simbólicos de la semana santa serían diferentes: La «memoria de Jesús», como dice el teólogo J. B. Metz, sería «peligrosa» . Si la identificación fuera con otra identidad de Jesús, mucho más acorde con una correcta teología, los efectos de la semana santa serían el predominio de la victoria de Jesús en su resurrección, la subversión ante los poderosos, el paralelismo entre los pobres, desposeídos, marginados y oprimidos del pueblo de hoy, en Andalucía, y aquellos con los que él se solidarizó y por los que murió, entre los seguidores del Maestro y los cristianos de hoy, entre los líderes de entonces y los de hoy, etc. (...)
2 - MANIPULACIÓN SOCIAL.
(...) El ritual de la semana santa es un capital simbólico que es valorado por la masa y que les atrae y concentra. Las personas o grupos que tienen o buscan el poder económico, o de prestigio o de clase, intentan meterse en la semana santa, a través de las cofradías, para hacerse con el monopolio de su gestión y orientar ese capital y esa influencia sobre la masa, para acrecentar ese poder y prestigio propio y utilizarlo al servicio de sus intereses. Se trata de un verdadero secuestro del ritual. Cuando las cofradías dejen de estar secuestradas por los poderosos (dinero y prestigio), para pasar a manos del pueblo, las virtualidades sociales del ritual serán un cauce de participación, creatividad y ejercicio de la vida social y no -como es de hecho, en la mayoría de los casos- un hacerles el juego a estos poderosos, que dan a cambio «pan y espectáculos»  a personas, grupos y masas que se sienten tocadas por el ritual, en fibras muy hondas de su ser. Se habla a veces que la semana santa es algo turístico. En efecto, el turismo, que está en manos de estos grupos de poder, sería una forma de manipulación del ritual, sin tener en cuenta al pueblo y su cultura.
Sólo acabando con esta manipulación del ritual por los poderosos, devolviendo el ritual al pueblo, la semana santa andaluza dejará de ser un fenómeno de justificación y reforzamiento del estado de cosas, reproduciéndolas y conservándolas, y no será una experiencia conservadora, elitista y consumista, sino participativa y popular, que hace vivir, revivir y transformar la sociedad, es decir, un fenómeno revolucionario, una fiesta liberadora, inspirada en Jesús de Nazaret, el liberador.
¿Es esto posible? Se trata de una revolución sociocultural lenta, que no se hace por decreto ley, sino por el trabajo de cambio sociocultural que el pueblo mismo lleva adelante, alentado y guiado por sus agentes religiosos y socioculturales".

-------------------------------------------------------------------
(*) Rafael Briones Gómez: LA SEMANA SANTA ANDALUZA.  Universidad de Granada. Publicado en Gazeta de Antropología.