miércoles, 4 de junio de 2014

NOS HAN TAPIADO LOS TÚNELES. Por Alonso Martos.

 
A veces las patrias colman de favores a sus hijos predilectos mientras relegan a los otros al rincón del olvido y la indiferencia. Son las cenicientas de la familia. Eso parece que le ocurre a nuestra querida Almería que, alejada de los centros de poder, ha sido castigada en este bello rincón del sureste español.
 
En lo concerniente a las comunicaciones, nuestra provincia ha estado dejada de la mano de los dioses. Históricamente, esta humilde tierra  ha sido abandonada a su suerte por los diferentes gobiernos, ya fueran del ámbito central o autonómico.

En 1862, la reina Isabel II visitó nuestra capital y el cronista del viaje escribía: <<Almería ha estado y aún está casi incomunicada con el resto de la Península, pues no tiene más vía que la marítima: carece de carreteras y de caminos; vive sola, rodeada de playas o montañas, sin que se le estudie, sin que se le visite, sin que se le haga justicia>>.

Veintidós años después, en 1884, podía leerse en un periódico almeriense: <<Esta desdichada provincia, única en España y acaso del mundo civilizado, no tiene un kilómetro de ferrocarril; y sus carreteras, de orden inferior y en escaso número, no están concluidas, por lo que, faltando las vías de comunicación, que tan necesarias son para el transporte y las exigencias de la vida, no es posible aguardar prosperidades, y antes al contrario, el empobrecimiento del país será cada día más notorio y la general ruina vendrá como incontestable consecuencia>>.

Ha transcurrido más de un siglo y volvemos a las andadas. No hace mucho que nos han tapiado los túneles del AVE y  el Grupo Cosentino - que ha sido premiado como la  mejor empresa exportadora de Europa -  tiene que sacar sus productos por una carretera comarcal, eternamente en obras, por estar paralizadas  las de la Autovía del Almanzora.

Almería sigue estando en el túnel del olvido y ahora, cuando parecía que íbamos a ver la luz al final del mismo, nos lo han cegado.

<<¿No subleva este espectáculo al espíritu más tolerante? ¿No es merecedor a la más grave censura quien así posterga a un distrito que tantos títulos ofrece a la consideración más distinguida?>> - decía el cronista decimonónico -.

Pues no: aquí no se subleva nadie; aquí no salimos a la calle a pregonar el maltrato que sufre esta tierra.

Por el contrario, veremos a multitud de almerienses echarse a las calles para celebrar los triunfos futbolísticos de equipos que son iconos de otras patrias. Esas patrias donde se han dilapidado millones de euros en sobrecostes por la construcción de sus respectivas vías de comunicación. Y ahora, como siempre, la cuerda se vuelve a romper por lo más débil.

 Sin embargo, a la hora de defender lo nuestro, nadie se manifiesta. Aquí no se protesta; no se exige, no se reivindica... ; aquí se espera a que nos den; y la verdad es que nos dan: Dos tazas llenas. ¡A esto no hay derecho! Porque aquí no pedimos protecciones indignas ni privilegios o "derechos históricos". Aquí demandamos lo que, por justicia, nos corresponde.  Y como vivimos en el país donde "el que no llora no mama", pues... "nos dan sopas con una honda." Ya lo decía Figueroa en 1879: «A Almería se la quiere mucho, pero no la teme nadie».

Con todo, me parece que lo más grave no es que nos hayan tapiado los túneles, sino que nos hayan tapiado la inteligencia y, por consiguiente, la conciencia social y política.