jueves, 19 de marzo de 2020

LA EPIDEMIA DE CÓLERA EN OVERA Y LA VIRGEN DE LA SOLEDAD. Por Alonso Martos.

Nuestra Señora de la Soledad.
En el año 1885, Overa padeció una luctuosa epidemia de cólera que costó la vida, al menos, a 10 personas(1). Como ahora con el Coronavirus (Covid-19), también en aquella época hubo gente que se basó en teorías conspirativas para explicar la situación, tragándose determinados bulos y haciéndose eco de ellos: <<Se propaló entre la clase popular é ignorante que los médicos recibían 25 pesetas por cada persona que mataban>>(2). Y creyendo <<tan extravagante especie>> estas personas no se tomaban la medicación prescrita por los galenos, ignorando además, sus consideraciones y consejos. En tales circunstancias, se hacía muy difícil contener y erradicar la epidemia.
Ante los primeros casos, el 29 de julio del citado año, los vecinos decidieron sacar en procesión, implorando su protección y amparo, una imagen de la Virgen de la Soledad(3), <<que pertenecía a la vecina Rosa Pérez y que la cedió para que recibiera público culto>>(4).
En este contexto y según el Acta capitular del 3 de Octubre de 1885, <<El Sr. Cura Arcipreste, D. Salvador Valera Parra, en vista del crecido número de fallecidos en el partido de Overa, sin recibir los auxilios religiosos, por no dar parte de las enfermedades, se trasladó á aquel punto para asistir, animar y exhortar á los demás vecinos á que no insistieran en ocultar las invasiones ni se negaran á tomar las medicinas que les propusieran los facultativos. Recorrió, casa por casa, todo el término de aquella extensa diputación, asistiendo y socorriendo á todos, excitándoles á que practicaran la oración y culto á la Virgen Santísima de los Desamparados, prometiéndoles que con su protección los aires coléricos se retirarían de aquel punto; lo que con asombro de los mismos habitantes y del pueblo ha tenido entero cumplimiento; pues no ha vuelto á darse otro caso desde la visita del párroco en el expresado partido de Overa>>(5).
El fervor popular, la devoción y la fe en Nuestra Señora de la Soledad condujo a los vecinos a instalar su imagen en una "capillita o templete" que a la sazón habían construido con ramas de árboles, adornándolo con flores y adonde acudían a depositar sus plegarias y oraciones, así como a rezar el Rosario; tras los rezos, solían cantar al son de la guitarra, coplas a la Santísima Virgen, algunas de las cuales aludían a la idea de construir su ermita en ese lugar(6). Años después, este propósito se hizo realidad y en aquel sitio se erigió la que hoy es nuestra Iglesia Parroquial.
Pues bien, llegados a este punto quiero destacar un hecho que, hace tiempo, me despertó la curiosidad: Si desde hacía más de un siglo, estaban construidas la Iglesia de Santa Bárbara - con funciones de parroquia - y la Ermita de la Concepción, a la que acudían a oír misa buena parte del vecindario de Overa, ¿Por qué los overenses no solicitaron la intercesión de Santa Bárbara - que nos protege de las catástrofes - o de la Purísima Concepción? ¿Por qué la vecina Rosa Pérez tenía la imagen de la Virgen de la Soledad?¿Existía, acaso, entre los vecinos de Overa, una devoción previa hacia dicha advocación mariana?
Por otro lado, observamos cómo el propio Cura Valera aconseja a los vecinos <<que practicaran la oración y culto á la Virgen Santísima de los Desamparados>>. Anteriormente, el molinero de Overa, que erigiera el pequeño santuario de la Virgen del Río, atrapado por una tormenta que hacía peligrar su vida, también imploró la intercesión de la Virgen de los Desamparados. Y es que, según algunas fuentes, la popular Virgen del Río, ha sido llamada, además,  con alguno de los siguientes títulos: Virgen de los Desamparados, Virgen del Primer Dolor o de la Primera Espada y Virgen de la Soledad (7).
Que el molinero de Overa se encomendara a Ella en medio de la tormenta y no lo hiciera a Santa Bárbara, que es lo usual cuando truena - según el refranero - puede ser un indicio de una devoción, preexistente a la infección colérica y relacionada con la primera titular de la Iglesia originaria de nuestra localidad, situada en el actual barrio de Santa Bárbara. Y es que tanto en Huércal como en Overa, las iglesias primigenias, que se erigieron tras la conquista cristiana en la primera mitad del siglo XVI, lo hicieron bajo la advocación mariana.
La devoción y el fervor popular de los huercal-overenses hacia la Virgen, en cualesquiera de las advocaciones antedichas, debió permanecer en su memoria colectiva, perdurando hasta nuestros días. Ya en 1664 se constituyó en Huércal-Overa la <<Pontificia, Real, Venerable e Ilustre Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y el Santo Sepulcro del Redentor>>, la cual se restauró en la segunda mitad del siglo XIX y cuya titular es la Virgen del Río(8).
Nuestro paisano e historiador Alfonso González, nos revela un dato que podría servir para sostener mi convicción e hipótesis inicial. Y es que en 1712, los suegros del escribano Pedro José Sánchez Rubio, que reedificó la Iglesia de Overa, dispusieron en su testamento <<que se les dijera perpetuamente una misa rezada el día de sus respectivas onomásticas, en la Iglesia de “Nuestra Señora de los Dolores y de la Gloriosa Santa Bárbara” de Overa>>(9). Fijémosnos en el título dado a la Iglesia, que hacía las funciones de parroquia: aparece una de las advocaciones marianas citadas con anterioridad. He aquí tres títulos - Virgen de los Dolores, de los Desamparados, de la Soledad - para referirse a una misma Virgen.
Para finalizar cabe añadir que, cuando a principios del siglo XX se edificó la actual Iglesia Parroquial de Overa, se trasladaron a ella las funciones parroquiales, pero no su titularidad que pertenecía a la de Santa Bárbara; así pues, se cambió de edificio por estar en un lugar más céntrico y tener más capacidad para albelgar a los feligreses de nuestra Diputación, pero se hizo bajo el título de <<Nuestra Señora de la Soledad y Santa Bárbara>>(10). De esta manera, cuando en 1908 fue erigida en Rectoría por el Obispo de Cartagena, abarcando toda la demarcación de Overa, probablemente no se hizo más que recoger el fervor, la devoción y la fe en nuestra Virgen como expresión de la religiosidad popular y de un sentimiento colectivo ancestral de los overenses.
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(1) FALLECIDOS EN OVERA: 
Julio 31: María Dolores García Segura, de 28 años, casada; Miguel Martínez Morata, de 53, casado.
Agosto 1: Rodrigo Morata Verdú, de 60, casado; Catalina Fuentes García, de 48, casada; Cristina García Quiñonero, de 4 meses.
Agosto 4: Andrés Fernández Marrtínez, de 3 años.
Agosto 8: Juana Navarro Giménez, de 60, viuda.
Agosto 14: Flor de Mena Sánchez, de 50 años, viuda.
Agosto 16: Inés Zurano Viúdez, de 75, casada.
Agosto 24: Miguel Gea Parra, de 4 años.
Fuente:GARCÍA ASENSIO, Enrique: Historia de Huércal-Overa y su comarca. Murcia, 1908. Tomo II, pp. 578, 579 y 580.
(2) GARCÍA ASENSIO, Enrique: Historia de Huércal-Overa y su comarca. Murcia, 1908. Tomo III, pp. 350 y 351.
(3) N. del A.: Desde entonces, todos los años por estas fechas, la imagen hace el mismo recorrido, conocido como la "carrera de la Virgen".
(4) GARCÍA ASENSIO, Enrique: Historia de Huércal-Overa y su comarca. Murcia, 1908. Tomo III, p. 455.
(5) O.C. Tomo III, pp. 350 y 351.
(6) N. del A.: Tarea que desempeñaba muy bien el trovador Baltasar Parra Fernández y, según el testimonio de Dña. Francisca Castellón, familiar de éste, una de las trovas decía así: "Ven aquí reina del cielo / ven aquí madre de gracia / ven aquí Virgen bendita / a disfrutar de tu casa".
(7) CARRASCO TERRIZA, Manuel Jesús: GUÍA PARA VISITAR LOS SANTUARIOS MARIANOS DE ANDALUCÍA ORIENTAL. p. 63. Volumen 11 de la serie MARÍA EN LOS PUEBLOS DE ESPAÑA. Madrid, 1998.
(8) O.C. p. 65.
(9) González, Sánchez, Alfonso: Iglesia de Santa Bárbara. Aportaciones historiográficas y algunas consideraciones sobre su origen. p. 28. Huércal-Overa, 2013. Publicado en Warqal es.
(10) Anejos y Rectorías:OVERA. En Marzo de 1908. Titular Santa Bárbara; pero instalada en la iglesia de la Soledad, sitio de Los Menas, como más céntrico; con 1800 almas, desempeñada por el Cura Rector Don Juan Sánchez Guerrero.(GARCÍA ASENSIO, Enrique: Historia de Huércal-Overa y su comarca. Murcia, 1908. Tomo III. p. 263).