miércoles, 30 de septiembre de 2015

CATALUÑA, "AGÜITA DEL RÍO"; ESPAÑA, "BARQUITO VELERO". Por Alonso Martos.


NOTA PREVIA:

Este artículo pretende hacer una crítica a la ideología nacionalista y, dentro de ella, al nacionalismo catalán. Pero si alguien advierte en mis palabras alguna pizca de animadversión hacia “Cataluña y los catalanes”, le hago saber que nada más lejos de la realidad y de mi intención. Quiero a esa tierra y a sus moradores, allí tengo mi mayor tesoro y muchos - y muy buenos -  amigos. Que no quepa ninguna duda: deseo lo mejor para Cataluña; y si, como dicen los nacionalistas, el nuevo país será el de "la prosperidad, la justicia social y la libertad", por mi parte, ¡hágase la independencia! Eso sí, permítanme que dude de sus palabras porque muchos de los que hoy quieren salvar al "pueblo catalán", han estado engañándolo y robándolo durante décadas. ¡Claro que, a lo mejor, lo que persiguen es salvarse ellos!
 
Viñeta de El Roto. El País, 21-9-2015.
El elemento vertebral de la teoría política del fascismo(1) es la nación y en torno a ella organiza su visión totalitaria. Puede afirmarse, por tanto, que el fascismo es nacionalista. Esto no quiere decir que todo nacionalismo sea fascista, pero la historia nos enseña que cuando ambos conceptos han sido compañeros de viaje, se han producido las mayores catástrofes humanas: "Se perdieron millones de vidas en el frenesí nacionalista que desgarró a Europa durante el siglo XX". (The Times).

Generalmente, el calificativo de fascista, se reserva para el nacionalismo exacerbado o extremo, que hace uso de la violencia en su praxis política totalizadora. Sin embargo, suele ocurrir que el llamado nacionalismo moderado tiene cierta propensión a infectarse del virus fascista, aunque no siempre desarrolle la enfermedad. Hay quien piensa que el peor nacionalismo es el calificado como "moderado" o "democrático", epítetos que son las pieles de cordero bajo las que se disfraza el lobo totalitario. Cuando veo las imágenes de la Diada catalana me viene a la memoria la viñeta de El Roto:"En el bosque de banderas habita el lobo".

Entonces, ¿son incompatibles la democracia y el nacionalismo? No sé si son incompatibles, pero no suelen llevarse muy bien. Veamos: la democracia se basa en el ciudadano como individuo, como ser autónomo, libre e independiente; el nacionalismo, en la Nación o el pueblo como un Todo que está por encima de la persona. Para esta ideología sólo hay una forma "normal" - la suya - de ser miembro de una comunidad y ésta es la única aceptable. Fomentan el pensamiento único, controlan los medios de comunicación y usan el sistema educativo para el adoctrinamiento de las futuras generaciones. Nada combaten más que la discrepancia, ignorando totalmente - cuando no persiguiendo - o presionando socialmente a los "que tienen su propia fe, se salen del rebaño o no siguen al abanderado".

El culmen de este monolitismo es la identificación del partido con la Nación, de tal forma que cualquier "ataque" al mismo o a su líder es un "ataque" a la Patria. Recordemos cómo el franquismo formuló la ecuación: "España es igual a Franco", por tanto quien criticara al caudillo era antiespañol o atacaba a España. En este sentido, el nacionalismo catalán ofrece las  mismas respuestas: "criticar" a Pujol, es "atacar" a Cataluña.

Vemos, pues, que tanto el fascismo como el nacionalismo no son nada sin la Nación. Recordemos, asimismo, los lemas del nacionalismo catalán: "Som y serem" (Somos y seremos) o "Som una nació". ¿Por qué esa obsesión, casi enfermiza, de "Cataluña"(2) por ser reconocida como nación? ¿Por qué ese empeño en ponerle a todo la etiqueta de nacional? Porque  la nación es la razón de ser; es un ente personalizado, el perchero del que se cuelgan todos los atributos: la nación tiene derechos, lengua y cultura propias, se siente querida o maltratada... tiene espíritu ( Pensemos en la Formación del Espíritu Nacional de la época franquista). Es, a la nación, a la que hay que liberar - no a los ciudadanos-, de ahí los movimientos de liberación nacional.

Ahora bien, para el nacionalista, su nación es homogénea, milenaria, unánime y moralmente intachable. Por más heterogénea y plural que sea, su ceguera dogmática le impide reconocerlo. No hay en España región más plural que Cataluña. Es significativo que  en Montjuïc esté representado el Pueblo Español. Probablemente, más de la mitad  de los habitantes de esta Comunidad Autónoma proceden del resto de España y cada vez hay más personas de otros lugares del mundo. Pues, nada de nada: aquí todo es "uni". Su delirio ideológico les impide apreciar que las identidades complejas son una característica clave de las sociedades modernas; y España y Cataluña no son una excepción.

Pero, además, el nacionalismo necesita otra u otras naciones,  que son esos enemigos externos, culpables de todos los males de su patria. Todo es visto en clave nacional. Fijémosnos en las palabras del cantautor catalán Albert Pla: << El español es muy nacionalista. Eso es así (...) En Cataluña, todos somos catalanes y los españoles son unos tíos que vinieron a jodernos. Nos han educado así. Siempre ha sido así, es inevitable, todo el mundo odia al Real Madrid, el facherío, Franco, la Guerra, los guardias civiles, la persecución al catalán (...)>>. (3) He aquí un claro ejemplo de pensamiento binario, ellos frente a nosotros, ("los españoles...vinieron a jodernos") y dogmático ("...eso es así...siempre ha sido así...); y "el dogmatismo no es pereza mental, es incapacidad disfrazada de autosuficiencia".

Se conforma, así, una concepción dicotómica, simplista, que roza el infantilismo y que percibe la realidad en blanco y negro. Muestra de ello son las palabras de Artur Mas contraponiendo el posicionamiento de "ordeno y mando" del Gobierno central con los valores de entente cultivados históricamente en Catalunya: <<...más allá del debate soberanista, Madrid y Catalunya ejemplifican valores culturales diferentes: la primera con reacciones basadas "en el orgullo propio, en la dureza de la posición, en el ordeno y mando, una posición muy 'hard'", y la segunda en los del trato y el pacto... Es decir, que los valores de Catalunya - que ha calificado de más 'soft'-  están enraizados en el comercio y en la industria, basados "en darse la mano y decir 'entendido', en ponerse de acuerdo"...>>.(4)

 
Pero el oro es para un "sesudo artículo" titulado "España lleva bigote, Cataluña minifalda”. Su autor, Bernat Coll - que debe ser todo un fénix de los ingenios - afirma: <<A veces pienso que la relación de España con Catalunya es como una agria historia de amor. Como una historia condenada al fracaso por los distintos ritmos y colores de sus protagonistas. España, su Gobierno en particular, que no sus respetables ciudadanos; sería el prototipo masculino educado en blanco y negro, un personaje criado en una realidad hombría que ve en su pareja el rostro del deber y la tradición, a merced del poder masculino clásico.

Catalunya, femenina, recrea la idea de la modernidad, de la búsqueda de nuevos horizontes, de la ilusión, de la pasión, y por qué no decirlo, de la reivindicación. Catalunya lleva minifalda, se atreve a fumar en público y se siente bien. Dos épocas en un mismo coche (...)
Impedir el proceso consultorio a la sociedad catalana en nombre de la democracia es propio de los maridos enfermizos que impiden salir por la noche a sus mujeres y novias en nombre del amor>>. (5)

Le ha faltado decir que España le canta a Cataluña: “No me gusta que en los toros /te pongas la minifalda/ La gente mira p'arriba”.
¡Pues claro, hombre!: España lleva bigote y tricornio; es reaccionaria, facha, vetusta... representa la carcunda. En cambio Cataluña es liberal, progre, culta... representa la modernidad.

Pensamiento dual: buenos/malos, progres/fachas... Buscar de forma patológica la diferencia, pues nosotros somos superiores, mejores, sabemos hacer mejor las cosas...; es xenofobia, odio y repugnacia al de fuera: al español. Discursos simples, hechos por simples y para simples. Discursos para ser asimilados por la mente inmadura del bobo, que se cree aquelllo de yo soy el bueno, el listo y el guapo y tú el malo, el tonto y el feo por el mero hecho de haber nacido en un lugar y no en otro.

Aquí cualquier mediocre ignorante proyecta sus estereotipos sobre la "nación enemiga" y se inventa una España que no existe para justificar la confrontación. Como dice el escritor Santiago Trancón: "... una España machaconamente identificada con el fascismo, la ignorancia, el atraso y el militarismo cuartelario y antidemocrático. Para romper con cualquier sentimiento de simpatí­a es necesario hacer repulsivo el objeto de la atracción".

Cuando un nacionalista catalán se mira al espejo ve a un nacionalista español, reaccionario, facha, vetusto..., y no le falta razón; lo que le falta es vista e inteligencia para reconocerse a sí mismo. Si la gran V de la Diada hubiese tenido lugar en el Paseo de la Castellana, se habría hablado de puro fascismo. Pero no: Cuando a un excremento le ponemos nuestra bandera se convierte en un manjar, mientras que el manjar se torna excremento si le colocamos la bandera enemiga.  Pues eso: que lo más parecido a un nacionalista es otro nacionalista.

Ahora resulta que lo progre es <<esa reaccionaria y obscena ideología nacionalista que se está paseando por tierras catalanas como si fuera la estatua de la libertad, cuando sólo es el viejo y carcamal espectro del carlismo con rímel y polvorete>>. (6)

Pero... vamos a ver, señores. ¿No se han apercibido de lo parecidas que son la del bigote y la de la minifalda en los casos de corrupción? ¿Y en los recortes en educación y sanidad? ¿Y en la desiguadad entre ricos y pobres? ¿De verdad creen que hay tantas diferencias? Llevar minifalda también tiene sus riesgos e inconvenientes: Con facilidad se te ven las vergüenzas. Si la chica hubiera sido más recatada y vestido maxifalda, habría escondido las intimidades y no le hubiéramos visto los casos Pujol, Millet, Cataluña Caixa... Pero claro, ustedes no se coscan de estas cosas: la adormidera nacionalista los tiene obnubilados.

Y puestos a ser simples, uno puede barruntar que lo que quiere Cataluña es ser "agüita del río" y que España haga de "barquito velero" y así "por donde quiera te llevo". En realidad, la chica de la minifalda lo que prefiere es irse, pero quedándose. Es lo que hacen hoy estos jóvenes "progres y modernos" cuando se emancipan: se marchan del hogar familiar para hacer su vida a su antojo y sin control, pero regresan periódicamente a  que la mamá les lave la ropa, se la planche y les haga la comida. Y los padres aceptan esta situación por miedo a enfrentarse a los hijos, por lo que éstos usan ese miedo en su propio beneficio, ejerciendo un constante chantaje psicológico. En otras palabras: "Cataluña" quiere el estatus de los vascos, que es la independencia de hecho; quiere el privilegio de comerse las uvas de tres en tres, mientras los demás se las comen de dos en dos. Ya se sabe, el nacionalismo de base foral  y tradicionalista siempre juega a su cara o cruz particular: Cara, gano yo; cruz, pierdes tú. Este es el chupete que los mantiene calladitos o llorando por lo bajini.

Dicen que el "deseo de libertad de Cataluña" hace que ésta quiera ejercer el derecho de autodeterminación, conocido con el eufemismo de "derecho a decidir". Pues bien, un servidor, que es un amante de la libertad, desea que si Cataluña no la tiene, la pueda conseguir. Autodetermínense naciones, pueblos, ciudades... pero, por favor, háganlo sin necesidad de menospreciar al vecino; háganlo por amor a la libertad. Háganlo basándose en un concepto propio y positivo de sí mismos, fundamentado en sus logros, valores y proyectos, y no en un sentimiento de odio hacia España. Olvídense de los demás y céntrense en lo suyo, que para ser guapo no es necesario que el otro sea feo. La belleza es un valor en sí mismo.

En fin, que España es el pasado y "la Cataluña" independiente, el futuro. Por ello la minifaldera  asegura que "seremos la Suiza del sur de Europa: los que nos han gobernado (ERC) y gobiernan hoy (CiU) de forma nefasta lo harán de forma excelente una vez independientes, ayudados por las CUP, de estética e ideologí­a tí­picamente suizas. Ah, y por supuesto no habrá corrupción, eso es de españoles. ¡Habrase visto tal cosa en un oasis como el nuestro!".Pero como siempre tiene que haber algún aguafiestas, no faltarán los escépticos que piensen que, tras la independencia, pueden encontrase con los mismos gobernantes de antes - o peores -  igual de corruptos, o igual de tontos, y además clarísimos inconvenientes de todo tipo, y sin nadie a quien echarle la culpa.
Para concluir, quiero decirle a estos cebollinos que  españoles y catalanes, mapuches e indochinos... andorranos y armenios, insulindios y canadienses..., todos, somos una raza de monos que vivimos  en un  pequeño planeta, al calor de una mediana estrella y en un diminuto lugar del Universo. Nadie es superior a nadie. Nacer en un sitio u otro es una casualidad, pero ser "corto de luces" es una desgracia. Y desgracia es también tener que aguantar que estos beocios te llamen facha por ser contrario al privilegio y defender la igualdad entre las personas.
¡Ahhhh! Por cierto, "Escolta, Catalunya": Yo sí pertenezco a esa clase de españoles que duermen la siesta(7); a esa clase de españoles que te enriquecen comprándote tus productos. No está bien que desprecies, insultes y denigres a tus clientes; podríamos enfadarnos y cambiar de tienda, haciendo las compras en otro sitio.



(1) Utilizo el término fascismo, en sentido amplio, para referirme a cualquier forma de totalitarismo; es decir, en la acepción del DRAE:  Fascismo.Movimiento político y social de carácter totalitario.

(2) Cuando menciono a Cataluña, me refiero a "la Cataluña nacionalista".


(3) Entrevista a Albert Pla. El Mundo, 29-01-2014.


(4) La Vanguardia, 8-03-2014.Barcelona.

(5) The Huffington Post, 16-12-2013.


(6) Antonio Robles en Crónica Global.

(7) Artur Mas dijo en EEUU: “Nosotros no pertenecemos a esa clase de españoles que duerme la siesta”.