lunes, 18 de marzo de 2013

DURAN I LLEIDA Y EL PRINCIPIO DE NO CONTRADICCIÓN. Por Alonso Martos.


Una cosa no puede ser y no ser a la vez y en el mismo sentido” (Aristóteles: Metafísica).

En Filosofía, es lo que se denomina “el principio de no contradicción”. Es decir, que una proposición no puede ser verdadera y falsa al mismo tiempo. Así, si afirmo que “Unió Democrática de Catalunya se financió ilegalmente” (Caso Pallerols) y lo contrario, una de las dos proposiciones ha de ser falsa.

Hace poco podíamos leer en el diario el País que “Unió Democrática de Catalunya (UDC) ha admitido que se financió ilegalmente a través de unas subvenciones para la formación de parados procedentes de la Unión Europea”.

Este mismo diario nos informa que la Audiencia de Barcelona envía a prisión a los condenados en este caso, pues “orquestaron una trama dirigida a que parte de los fondos públicos” sirvieran para “engrosar las arcas” del partido democristiano, que también fue condenado como responsable civil subsidiario y “partícipe a título lucrativo” en el fraude. Al aceptar ese relato de los hechos, Unió admitió haberse financiado de forma irregular a costa de subvenciones para parados, pese a los esfuerzos negacionistas de Duran i Lleida.

También en el Periódico de Cataluña, la portavoz de UDC, Marta Llorens reconoció que ese dinero entró en el partido y que con él se sufragó mobiliario y el alquiler de sedes pero que la dirección “no tuvo conocimiento alguno” de estas corruptelas...

No obstante, esta señora, declaró en Catalunya Radio y RAC1, que “no hay financiación irregular y queda claro que no hay responsabilidad directa de Duran, porque no es ni acusado ni condenado. Unió tampoco es acusada ni condenada. Por tanto, tiene absoluta coherencia con la respuesta que dio”. (Refiriéndose a que, en el año 2000, Duran i Lleida afirmó que dimitiría si se demostraba que había habido financiación irregular de su partido). Además, dijo entender la inquietud ciudadana: “por eso estoy dando explicaciones. Somos serios, aunque cueste entenderlo”.

Pues sí, cuesta entenderlo...¡Tendremos que solicitar el auxilio de los dioses para que iluminen nuestras entendederas!

Pero el nudo gordiano es la dimisión. Este señor, con tal de no dimitir, negaría la existencia del propio Aristóteles. Juntando todas “las meriendas” - que diría el Buscón – dejaría de percibir cerca de diez mil euros mensuales y todos los “privilegios que conlleva la política” en este país. Por eso algunos lo llaman “Durancell” porque su cualidad más sobresaliente es, como las pilas, durar y durar en el “sillón”.

En su día, el señor Duran pidió disculpas y reconoció sentir vergüenza y, pese a ello y a la asunción judicial, negó en todo momento que Unió se financiara ilegalmente. Y lo hizo argumentando que el partido desconocía las prácticas, aunque uno de los implicados era el secretario de organización de la formación, Vicenç Gavaldà.

Pero hay más. Este señor ha considerado “sorprendente” que los condenados tengan que entrar en prisión...Y ha remarcado que UDC es perjudicada y no beneficiada en el caso...pues el partido “se lucró de buena fe”.

Que considere “sorprendente” que un político entre en prisión, es normal, dado que es un hecho infrecuente, a pesar de los abundantes casos de corrupción. Pero lucrarse es sacar provecho de un negocio, y cuando se demuestra que es un “negocio ilegal” o derivado de comportamientos delictivos, lo normal – en “una democracia europea” - es la dimisión del presidente del partido. Sí, señor Duran, lo ético sería dimitir, aunque sea una “dimisión de buena fe”.

Independientemente de que se conociera o no, para los que no vamos en coche oficial, si parte del dinero destinado a la formación de parados “se desvía” hacia el partido y se usa para pagar mobiliario, alquileres y sueldos, eso se llama financiación irregular. Este es el hecho objetivo y aceptado ante un juez.

Sorprende la miopía - ¿quizás ceguera de no querer ver? - respecto a lo que pasa en su propia casa y la vista de lince para con los lejanos parados andaluces.

Pues bien, amigos, de lo que precede, parece deducirse que Duran i Lleida niega el principio de no contradicción o pretende refutarlo, ya que el dinero “sirvió para engrosar las arcas del partido”, pero éste no se financió ilegalmente. Dicho argumento, formulado en los términos de la lógica aristotélica sería: “UDC se financió ilegalmente pero no se financió ilegalmente”.

El sabio Avicena decía que a cualquier persona que niegue el principio de no contradicción, se la debería golpear y quemar hasta que admita que ser golpeado y ser quemado no es lo mismo que no ser golpeado y no ser quemado”.

Cuántas “mentes nubladas” habrá en este país, para que este pseudoabad monserratino haya sido el político más valorado durante un largo período de tiempo. Claro, que también cabe preguntarse cómo serán los demás políticos si éste ha ocupado el primer puesto en la clasificación.

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