domingo, 14 de febrero de 2016

EL CENCERRO DE "PACO DE ANICA". Por Alonso Martos Sánchez.


Cencerro de "Paco de Anica".
A mediados del siglo XIX, la provincia de Almería era un lugar aislado en este bello rincón del Sureste español. No disponía de carreteras, ni de ferrocarril; sólo contaba con algunos caminos de rueda - caminos reales, por los que circulaban los arrieros - y mayormente,  caminos de pezuña, transitados por animales de carga, conducidos por valientes y atrevidos mozos que, en muchos casos, desafiaban a los asaltantes de caminos.

En Overa, al no estar construido el emblemático Puente de Hierro, añadíase el obstáculo de nuestro intrépido Almanzora. Parece ser que, por aquel entonces, llovía más que ahora, por lo que buena parte del año fluía por su lecho una considerable  corriente de agua. Había que cruzarlo, pues, ayudado por vadeadores - robustos mozos de la zona-, por animales de carga - burros, mulas, etc - o por alguna carreta de bueyes. Y si el caudal no lo permitía, el viajante siempre tenía el recurso de hospedarse en la Venta del "Chavo" (1) o en la llamada Venta Overa (2), situadas respectivamente en las márgenes derecha e izquierda del curso fluvial.

Por aquellos tiempos, vivía en la calle del Mediodía, D. Pascual Castelló (3) - bisabuelo de quien esto escribe - y de antepasados valencianos, como nos indica su apellido. Tenía mi bisabuelo una recua de burros dedicados, entre otras cosas, al transporte de aceite de Jaén. Marcaba la ruta el sonido de un gran cencerro que pendía del cuello del burro-guía, al cual se le aminoraba la carga por tener que soportar el peso del mismo. 

Recua de burras con sus capachos de esparto, donde tranportaban las mercancías.

Y como es conocida la nobleza y generosidad de los jumentos no nos ha de extrañar que, en tiempos de carnaval, el mencionado burro-guía, prestara su cencerro a uno de nuestros robustos mozos; algunas de cuyas correrías podían competir en burricie con la estirpe del rucio. De este modo, sería cencerreado por nuestras calles, contribuyendo con su estruendo a ahuyentar los malos espíritus y propiciando, así mismo, el despertar de las fuerzas productivas de la naturaleza y el advenimiento de la primavera. Y si lo dicho parece una hazaña demasiado grande para que un simple cencerro pueda materializarla, es seguro que lograba poner la piel de gallina a las mozas del pueblo, anunciándoles que, entre el cielo y la tierra no habría un recóndito lugar que las librara de un afectuoso abrazo carnavalero.


Así es como ha llegado hasta nosotros el cencerro más grande, famoso y, probablemente, más longevo de nuestros entrañables carnavales: el llamado "cencerrro de Paco de Anica" (4).

Actualmente, tiene el honor de cencerrearlo un ilustre seguidor y entusiasta defensor de nuestras máscaras de camisa: D. Alonso Martos Parra, bisnieto de D. Pacual y perseverante continuador de esta original tradición, por lo que ha recibido una placa de reconocimiento  por parte de nuestro Ayuntamiento. 

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(1) Cuyo nombre debe de tener relación con el precio del hospedaje: 1 ochavo.
(2) Así llamaban los cobradores del autobús "la Alsina" a la Venta situada en el Cruce de la N-340 con la A-334.
(3) Información proporcionada por otro Pascual Castelló, "el Pascualico", nieto del citado señor.
(4) D. Francisco Castelló García, que heredó de su padre: D.Pascual Castelló.

 
 

 

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