viernes, 6 de noviembre de 2015

¿EXISTE LA MUERTE? Por Alonso Martos.

 
El miedo a la muerte es el fundamento de la mayoría de las religiones.  Por eso, tras el fallecimiento, el Cristianismo nos ofrece una existencia feliz si cumplimos los preceptos de Dios; morimos, pues, para vivir eternamente.

Para esta religión, la defunción no es el final del camino, sino una etapa del mismo: "este mundo es el camino para el otro, que es morada sin pesar" (1). Por tanto, la muerte es la puerta de acceso a la vida eterna; eso sí, "cumple tener buen tino para andar esta jornada sin errar" (2).

El pastor y poeta almeriense Joaquín Bernabé (3) decía << que si en nosotros, al morir, se rompe cuanto tenemos de común con la Naturaleza, es para que brille con mayor claridad y suba en más rápida ascensión a las alturas cuanto tenemos de espíritu. Romper la lámpara que contiene la luz, y el ánfora que contiene la esencia, no es extinguir la luz ni disipar la esencia ... >>.
 
Ahora bien, siguiendo el paradigma científico, parece lógico pensar  que si nada puede salir de la nada, tampoco se puede reducir un ser a la nada. Sólo es factible un cambio, una transformación de la energía.
 
En este sentido, asegura Ismael Pérez Serrano, divulgador científico, que si quisiéramos hacer el vacío absoluto en una habitación, no lo conseguiríamos. " La mecánica cuántica nos dice que por mucho que nos esforcemos, no podemos conseguir ese estado de la nada absoluta. Siempre van a aparecer partículas".
 
Y es que "La muerte es una ilusión", como afirma un monje budista y Maestro Zen, el vietnamita Thich Nhat Hanh; y nos lo explica de una manera muy didáctica: "¿Qué sucede cuando nos morimos? Es como una nube en el cielo. Cuando ésta desaparece, no significa que haya muerto; la nube continúa en otras formas como lluvia, nieve o hielo (...) Nuestra naturaleza es la naturaleza sin nacimiento y sin muerte. La naturaleza de la nube, también. Una nube no puede morir nunca: puede volverse nieve, granizo o lluvia, pero es imposible que pase de ser a no ser".

Puede decirse, por consiguiente, que el Universo no "permite" la muerte, considerada como la reducción de un ser a la nada, sino que alberga en su seno la energía de ese cuerpo material que ha cambiado de traje. Es decir, que la materia se descompone, convirtiéndose en energía. En el cosmos nada se elimina en su totalidad, sino que se transforma o recicla haciendo que la vida prosiga bajo otras formas.

Asimismo, parece ser que todos los días nacemos y morimos un poco, en tanto que las células de un ser vivo nacen y mueren periódicamente. De la vida proviene la muerte y de la muerte, la vida: la dialéctica vida/muerte conformaría las caras de la moneda de la existencia.

Coincidiendo con esta teoría de la transformación de los seres, hay empresas funerarias(4) que nos ofrecen la posibilidad de volver a la tierra, "reencarnándonos" en  un árbol y reintegrándonos, así, en el ciclo de la vida natural. Se trata de enterrar una urna con  nuestras cenizas y una semilla que después germinará y crecerá hasta convertirse en árbol. De esta manera, nuestros cementerios podrían transformarse en bosques, donde cada planta, como ser vivo, nos recordará a un determinado difunto.

Más romántico me parecería que, una vez andada "la jornada", pudiéramos ser enterrados entre las viñas y "volver en vino"; así,  "si el vino viene, viene la vida", como dice la canción (5). Aunque tampoco estaría mal hacernos presentes en forma de libro, por aquello de que “cada vez que abres un libro y te dispones a leerlo, un árbol sonríe al ver que sí hay vida después de la muerte”. Por ello, cuando con "doctos libros", nos retiremos "en la paz de los desiertos" entraremos  en conversación con los difuntos que los escribieron.

Entonces... ¿Existe la muerte? Pues ... ni sí, ni no; sino todo lo contrario: sí y no. Un servidor sólo acierta a decir - como los gallegos de las brujas - que puede que la muerte no exista, pero haberla, hayla; al menos, como final de etapa.También creo que deberíamos tomarnos este asunto con filosofía, metiendo la cabeza bajo el ala, cerrando los ojos y pensando como los epicúreos que "la muerte es una quimera: porque mientras yo existo, no existe la muerte; y cuando existe la muerte, ya no existo yo.

Aprovechemos la vida, vivámosla con intensidad, no malgastemos el tiempo en intrigas pueriles ni en disputas estériles; no ocupemos nuestros días intentando resolver problemas inexistentes; persigamos la virtud y el amor fraterno; aprovechemos la oportunidad que "la jornada" nos ofrece para ser felices y disfrutar de lo bueno porque <<mayormente que el buen morir depende del bien vivir>>(6). Y cuando en la oscuridad de la noche contemplemos un cielo estrellado, que la belleza de ese esplendor celestial sea el indicio de la eternidad.
Pero si esto no nos contenta, a este serio asunto siempre podremos contraponerle el ingenioso humor de Groucho Marx y afirmar, con él, aquello de "Pienso vivir para siempre o morir en el intento". 

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- 

(1) Jorge Manrique: "Coplas por la muerte de su padre".
 
(2) Jorge Manrique, O.C.

(3) Joaquín Bernabé Cortés, poeta almeriense (Albanchez, 1916-2013).  
 
 
(5) "Volver en vino" de Horacio Guaraní.

(6) Fray Antonio de Guevara.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario