Cuando alguien en una discusión busca más vencer que convencer; cuando por muchos argumentos que pongas sobre la mesa el oponente sigue empecinado y en sus trece...Pues hay que dejarlo por imposible y cortar la discusión simulando de forma sarcástica darle la razón:¡Para ti la perra gorda!
La
perra gorda era el nombre coloquial con el que se denominaba a la
moneda española de 10 céntimos de peseta. Este nombre fue dado en
alusión al extraño león (al que se confundía con un perro) que
aparecía en el reverso, asimismo, se le llamaba perra chica a la
moneda de iguales motivos en anverso y reverso con la mitad de peso,
tamaño y valor (5 céntimos). De aquí, “tengo o no...perras”.
Fue
emitida en 1870 por el Gobierno provisional, tras la reforma de 1868,
en la que aparecían nuevas monedas, entre ellas la peseta. Estaba
acuñada en bronce
y su peso, era de 10 gramos.
Tuvo
un papel importante en la economía española, hasta que tras varios
intentos de retirarla de la circulación, fuera prohibida en 1941.
Fue sustituida por nuevas monedas de 10 céntimos acuñadas en
aluminio, que ya no mostraban los mismos anagramas, pero muchos
siguieron llamándola igual. Estas últimas las conocimos los de mi
generación y con una de estas podías pagar, por ejemplo, una caja
de mixtos (cerillas).
También
solemos decir: “no vale una gorda”, para expresar el poco valor
de una cosa. Hay, así mismo, expresiones populares que indican el
poco valor de algo haciendo alusión a una moneda. Por ejemplo: “no
vale una miaja” (fracción de dinero medieval), “no vale un
ochavo” (octava parte del maravedí), “no vale dos reales”, “no
vale una peseta”, “no vale un duro”, etc.
Existen
otras expresiones populares relacionadas con el dinero como “estoy sin
blanca”. La Blanca era una denominación, introducida en el siglo
XIV para algunas monedas de vellón que llevaban un baño exterior de
plata.
No hay comentarios:
Publicar un comentario