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¿Dónde está la camisa? Esto es un "botellón cencerreado" ¡Qué pena! |
Acabamos de celebrar los carnavales de Overa y, un año más, he observado con tristeza y decepción, cómo se vicia y adultera una de sus manifestaciones más genuinas. Y es que, hasta
no hace mucho, hemos vivido una singular y entrañable
manifestación carnavalesca conocida como “máscaras de camisa”,
manteniendo con bastante fidelidad esa original tradición heredada
de nuestros ancestros. Pero desde hace unos cuantos años, se ha
producido una degeneración y una deformación tal que me atrevería
a calificarla como de falta de respeto al legado de nuestros mayores.
Desconozco
quién fue “el ingenioso creativo”
que tuvo la “brillante idea” de bajarse la camisa hasta la
cintura y pintarse el cuerpo con cera negra, convirtiéndola en un
trapo ennegrecido y mugriento, que en muchos casos no tapa ni los
calzoncillos. Desconozco, así mismo, quién fue “el genio
innovador” que decidió pintar y dejar como a un “San
Lázaro” – con o sin su consentimiento - a todo aquel que
se sumara a la fiesta. Tampoco sé cuáles habrán sido los motivos
por los que carnavaleros sensatos y con sentido común se han visto
arrastrados por “tan desacertadas ocurrencias” y han seguido de
forma acrítica y lanuda a estos “ignorantes” de la tradición.
Ahora bien, lo que sí me consta es que “se han cargado” - o
están en trance de cargárselo - este bonito carnaval.
En
mi modesta opinión, creo que el objetivo de las máscaras de camisa
ha sido - y debe ser - el abrazo; el abrazo afectuoso a los
convecinos y visitantes, presidido por el respeto, la buena educación
y el mantenimiento de las formas.
Pues
bien, ahora resulta que todo aquél que se tropiece con estas
máscaras, saldrá ennegrecido y con las ropas manchadas de cera
negra, esté o no de acuerdo con tales prácticas. Por eso muchos
overenses nos hemos autoexcluido de esta fiesta, que no respeta la
tradición; y si los paisanos le damos la espalda, sin soporte
vecinal, se habrá convertido en lo que hoy parece ser: un botellón
con cencerros. Si no ponemos remedio a esta lamentable situación,
habrá que decir aquello de “entre todos lo mataron y él solo
se murió”.
Tómese
lo anteriormente expuesto como lo que es: palabras bienintencionadas
de un amante y entusiasta defensor de este bonito y original
carnaval. Y por si sirviera de algo, para remediar la situación
antes descrita, propongo la creación de una <<Agrupación de
Máscaras de Camisa>> con su presidente, vocales, etc, que
elaboren unas normas de obligado cumplimiento para todos los
integrantes de la misma; siendo excluidas aquellas personas que no
respeten la tradición y las formas, así como las que tengan un
comportamiento no acorde con la buena educación y el respeto hacia
los participantes en la fiesta.
¡Amigos:
respetemos y mimemos nuestras tradiciones que nos remiten a las
raíces culturales de nuestro pueblo! ¡Todo sea por Overa, sus
gentes y sus originales y bonitos carnavales!